viernes, 30 de diciembre de 2011

 Cuántos cuentos de brujas y cuántas historias de héroes escritos tras las cortinas de los hijos que nunca tendrás. Cuántas veces hemos desdibujado el firmamento ante el aliento desaprobatorio de un dios opaco. Cuántas veces te has escondido en las grietas del tiempo infinito.


 Pero la eternidad puede resumirse en dos páginas, el cielo puede derruirse en un pestañeo, el asfalto no es suficiente para sostenernos.


 Nada importa, habrás muerto antes de que el mundo cambie.

martes, 27 de diciembre de 2011

No te fíes de un animal herido.

 Ya no sé si fue tu corazón quien me trajo hasta aquí o fue tu cuerpo y fue tu olor. Y no sé si confío en ti o si simplemente alguna vez lo hice. ¿Estás aquí para calmar el frío de mi cuerpo o el frío de mi corazón? Ya no lo sé; y mi cabeza crea terminaciones que van a parar al extremo de un agujero de gusano que hace que fríos pasados se apoderen de mi cuerpo ya cansado de caminar buscando respuestas a preguntas repletas de ansiedad y anhelos.

 Hace tanto frío aquí donde estoy. Quiero sentir y quiero avanzar sin escuchar los susurros del Viento a cada paso. Deshacerme de esta piel que tan poco importa y escapar.

 Y si la vida es un instante hoy quiero olvidar que existo.
"Hambre, sólo es hambre. Tú sabes bien, que sabes muy bien.
Y mi carne está a punto de hablar con tu alma y decirle a la cara: no te amo más.
Seamos carne, sólo carne."

lunes, 26 de diciembre de 2011

No me hagas esto, pues soy pequeña y débil.

Y aun ahora,
aun en este lugar,
aun contigo a mi lado
y aun con la sangre caliente,
algo sigue mal hecho...


Lirio entre cardos.

Y de improviso vuelve tu hermosura
a encender las antorchas del recuerdo en un flashback tan prodigiosamente vívido que me deja estupefacta, y la memoria me arde al mismo tiempo que el estómago, y siento que la muerte y sus viles acólitos se turban ante tanta belleza, y que el olvido
pierde por un instante la batalla.

martes, 20 de diciembre de 2011

Hora para escapar

Y nos quitamos las botas y la ropa y nos cortamos el pelo y las uñas de los pies
y no pasó nada.

  Y nos quitamos los sueños y los complejos y los recuerdos también
y no pasó nada.

   Y nos quitamos los ruines deseos y los miedos ocultos
y no pasó nada.

    Y nos quitamos cada uno de nosotros
y subimos al fin.



lunes, 19 de diciembre de 2011

Tanto, tanto le quería que tardó en aprender a olvidar diecinueve días y quinientas noches

 Ahógame y reconstrúyeme despacio, pasito a pasito con mucho cuidado de no romperme. Soy vulnerable, soy débil, soy frágil. Ahógame, purifícame de un tortazo y sécame de un soplido. Tantos sueños y tantas palabras.
Y tantos deseos.

 Y, ¿si por cada beso me quitas arrugas? Me quitas vejez y me quitas años... y daños, pequeño.
Bésame y sujétame, para bailar o para no dejarme caer. Yo, a cambio, dejaré de escribir tristes poemas.

 Soy bailarina siempre dando vueltas y nunca avanzando. Me quedo en el mismo sitio, sí, pero no caigo.



domingo, 18 de diciembre de 2011

¿Me amarás durante todo el invierno?

De nuevo la realidad se volverá perplejidad

 No sabes lo que te espera, pequeño. No sabes qué se esconde, ni sabes qué te puedes encontrar.
 Me besas y prometes no dejarme caer jamás pero ojalá fuera cierto y ojalá consiguieras hacerme gritar al  Viento que todo acabó, que el que ahora me cuida eres tú.

 Tengo miedo, miedo de que en ti ardan deseos por saber, de que quieras ver más allá del pequeño jardín de ignorancia que te he construido. Pero mentiría si dijera que no deseo que rompas mi burbuja de un puñetazo para volver a reconstruirme a besos. Abrázame y dime que todo está bien, que no me harás daño y que te quedarás, que tú sí que permanecerás.

 Te quiero prematuramente, pero todo es tan confuso ahora... Es tan difícil no echar la vista atrás, resulta una tentación a veces. Volver a los comas, al limbo. Volver a Cydonia; lejos de esta hipérbole y esta crueldad que se hace llamar vida.
Soñar es desear, y hoy desearía que en mis sueños no hubieses estado tú.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

"Hay poemas tan amargos que se atascan en la garganta; palabras de culpa, de dolor y sangre; viajes que terminan en precipicios, en el fondo de la laguna que separa la vida y la muerte; huecos tan hondos que no tienen eco; dudas interminablemente abiertas.
Y el vacío."


-BERENICE-

domingo, 27 de noviembre de 2011

Custodio número trece

Huye, corre y encuentra todo aquello que buscas e intentas hallar; nada de esto será en vano. Ve y piérdete entre las olas de un mar enfurecido o en el viento que sopla en los acantilados.
¿Ya estás listo para el más puro final?
Dime que no ha pasado mucho tiempo, que no somos los mismos pero que el dolor ha cesado. ¿Cuál es la pregunta ahora? ¿Somos felices? ¿O seguimos con la ilusión perdida porque no hemos querido traerla hasta aquí?
 El viento resurgía lento y amargo y el mundo giraba entonces diferente. Todo volvía, de nuevo todo regresaba pero nada era igual. Tan solo el sueño era capaz de aludir al recuerdo; ni el cuerpo, ni la voz, ni siquiera el contacto. El recuerdo, tan solo el recuerdo era lo que reflejaban tus ojos. Como trocitos de espejismo que proyectaba un sueño roto.
 Era como dar marcha atrás para vivir lo antes vivido; realmente lo que yo siempre quise desde que tú, Viento, decidiste marchar y volar errante en otros rumbos.

 Pero es un recuerdo viejo que vaga anciano por los más sombríos rincones de mi conciencia. Un vendaval, una brisa, un huracán; tan inerte, tan poco vivo, tan yermo como lo son ahora aquellos días de invierno.

 Nunca se es consciente cuando se vive el amor. El amor es algo pasado, tan solo somos capaces de recordarlo.

sábado, 26 de noviembre de 2011

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Dependencia

 Le costaba pensar siquiera en la idea de la existencia de un hueco en su cabeza en la que no estuvieras tú. Y notaba como hacías amagos de desaparecer, amenazando con no volver jamás.
 Era triste, era extraño, era algo nuevo a lo que ella no estaba acostumbrada y de lo que no tenía intención de acostumbrarse. Era trágico abandonar un libro sin terminar, sin conocer, sin descubrir cada rincón, cada punto ciego y maravilloso.

 Era agónico, pero la utopía de verte desaparecer se abrió paso y se negó a dejar que otro alguien ocupase tu trono; el trono que siempre pertenecería al viento.