Y cada gota golpeando contra los cacharros de metal me hace pensar unas veces en sangre y otras veces en ti.
Lo que en realidad viene a ser lo mismo, lo que por crueldad ahora viene a dar igual.
O puede ser un ángel que una vez perdió la fe y fue expulsado, y que ha venido a agonizar justo encima de mi hogar y estas gotas sean sus lágrimas.
O puede que sea hora de entrar ya en razón y llegar a comprender que dentro de este horror no hay literatura.
Y eso tú lo sabes bien a fuerza de caer una y otra vez en una trampa mortal que en el tiempo dura ya ocho años y medio.
Seré muy breve: te quiero, y esto duele.
Trato de encontrar una salida pero no recuerdo ni por dónde hemos entrado aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario