Me hundí tan profundo que perdí de vista mi humanidad y, refugiándome en largos pasillos con demasiadas puertas, di por hecho que no hallaría salida.
Puedes buscar y encontrarme rota, buscar y encontrarme seca o muerta o hambrienta.
Y, tras besar por última vez el frío metal de mi vida, te encontré bebiendo de mis lágrimas al despertar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario